La terrible pandemia que hemos sufrido ha hecho que adoptemos hábitos de higiene no vistos hasta el momento.
En este aspecto, todos hemos utilizado algún tipo de desinfectante en los últimos meses, bien sea un desinfectante para manos, como el gel hidroalcohólico, o de superficies, como la lejía, por ejemplo.
Si profundizamos más en este tema, cabe destacar, que los desinfectantes, al igual que ocurre con la mayoría de productos químicos, han de aplicarse debidamente para que desempeñen correctamente la función para la cual han sido diseñados.
Esto es, un desinfectante no vale para todo tipo de aplicaciones, ni es apto para ser aplicado de cualquier modo, ni erradicará todos los patógenos que se encuentre. Para que un desinfectante sea efectivo, se han de tener en cuenta diferentes variables.
Este artículo pretende resolver las cuestiones más frecuentes que se nos plantean en el día a día y estamos seguros que os será de utilidad.
Antes de comenzar, debemos saber sobre qué estamos hablando, por lo tanto:
¿Qué es un desinfectante?
Es una mezcla de compuestos diseñada para erradicar o eliminar microorganismos o patógenos.
¿Cualquier desinfectante elimina todos los patógenos que encuentra a su paso?
No. En el mercado existen diferentes tecnologías y tipos de desinfectantes.
Hemos de tener claro que hay millones de tipos de patógenos, cada uno con un “punto débil” diferente y, además, todos no crecen bajo las mismas condiciones o son perjudiciales para la salud. Por ejemplo: mientras que una bacteria como E. Coli vive en nuestro intestino y causa intoxicaciones alimentarias, las bacterias Lactobacillus que se encuentran en los alimentos probióticos son consideradas beneficiosas para el ser humano.
Respecto a los tipos de desinfectante que podemos encontrar en el mercado, a grandes rasgos, pueden clasificarse en:
- Desinfectantes alcohólicos, (Basados en alcohol como el gel hidroalcohólico).
- Desinfectantes clorados, (Basados en hipoclorito de sodio, como la lejía).
- Desinfectantes ácidos, (Basados en peróxidos, como el agua oxigenada).
- Desinfectantes “sin lejía”, (Basados en tensoactivos catiónicos, como Neobacter 100).
Cada uno de ellos, posee unas cualidades y una especificidad diferentes. Es decir, mientras que los productos basados en cloro, se utilizan sobre superficies como suelos, paredes o acero inoxidable, los basados en alcohol, se utilizan sobre la piel. Por su parte los basados en tensoactivos catiónicos, se emplean fundamentalmente en áreas en las que se desea un alto grado de desinfección y nula capacidad corrosiva.
Lógicamente, no todo el mundo conoce las características químicas o microbiológicas de un producto desinfectante. Por ello, la normativa europea sobre comercialización y etiquetado de desinfectantes indica a los fabricantes cómo se ha de indicar al usuario final la eficacia del desinfectante que “tiene entre manos”.
Para ello, hemos de tener en cuenta que sólo si un producto ha superado unos ensayos específicos y ha sido autorizado por el ministerio de sanidad, podrá comercializarse como desinfectante. Estos ensayos los veréis indicados como “Cumple UNE-EN 13647” si elimina bacterias y hongos y como “Cumple UNE-EN 14476” si también es eficaz frente a unos virus estándar.
Si el producto supera los ensayos, recibe una “matrícula” que se denota como “XX-20/40-XXXX” si el producto es Bactericida-Fungicida, o bien, “XX-20/40/90-XX” si el producto es Bactericida-Fungicida-Viricida”.
Además, si a esta matrícula le siguen las siglas HA, se especifica que el producto es apto para ser empleado en la industria alimentaria.
CASO PRÁCTICO: Supongamos que tenemos un desinfectante, cuya matrícula (que aparece en la etiqueta) indica que el producto es Bactericida-Fungicida-Viricida.
¿Lo uso sobre la encimera de la cocina y ya está?
No. Los desinfectantes exhiben su máxima efectividad cuando se emplean sobre superficies limpias. Si la superficie está sucia una gran parte del desinfectante se “neutralizará” con la suciedad y no será efectivo con los patógenos en su totalidad. Supongamos el siguiente símil: Un proceso de desinfección es como un partido de futbol. Hay dos equipos, el equipo formado por los patógenos y el equipo formado por el desinfectante. En igualdad de condiciones el equipo desinfectante ganará al de patógenos, pero si al equipo de patógenos le sumamos un nuevo equipo, el de la suciedad, el equipo de desinfección se encontrará en inferioridad y su victoria no será tan abultada.
Este símil se tiene muy en cuenta en la industria alimentaria.
En este sector siempre se realiza una limpieza en profundidad y después una desinfección específica para los microorganismos que habitualmente se encuentran en los procesos de producción de alimentos.
¿Cualquier usuario puede utilizar cualquier desinfectante?
No. La reglamentación es muy estricta en este aspecto:
Productos listos al uso: Pueden utilizarlo tanto usuarios profesionales como domésticos.
Productos concentrados: Sólo pueden utilizarlo profesionales. En este aspecto, la norma también diferencia entre “usuario profesional” y “usuario profesional especializado”. Mientras que un usuario profesional es aquel que utiliza el producto en sus instalaciones. Por ejemplo, un operario de una fábrica de productos alimentarios, el segundo es aquel que utiliza el producto para realizar un servicio a un tercero. Por ejemplo: Un trabajador cualificado de una empresa de limpieza que presta sus servicios a una oficina.
Esta diferenciación se realiza para limitar el acceso a productos con una peligrosidad determinada a usuarios que posiblemente no disponen de los conocimientos necesarios para el correcto empleo del producto.
Como conclusión, de los anteriores conceptos puede extraerse que, el término desinfectante es muy amplio y que es un sector muy interesante a nivel de productos y casos. Debido a su especial sensibilidad requiere de productos específicos para cumplir con su cometido bajo las más exigentes circunstancias.
Dado que en Neoquim somos conscientes de lo complejo que es el mundo de la desinfección, queremos poner nuestro granito de arena para que puedas conseguir la “higiene total” en todas las circunstancias que te propongas.
Para ello, disponemos de una completa gama de desinfectantes en la que hemos incluido tres nuevas referencias:
- Neobacter 100: Desinfectante Bactericida-Fungicida-Viricida concentrado, específico para la industria alimentaria, autorizado bajo el nº de registro: 21-20/40/90-10885-HA y con el que puedes obtener hasta 330 L de solución desinfectante utilizando 1 solo litro de producto concentrado.
- Neoviric: Desinfectante Bactericida-Fungicida-Viricida concentrado, específico para áreas sanitarias, colectividades e instituciones, autorizado bajo el nº de registro: 22-20/40/90-11476 y con el que puedes obtener hasta 1000 L de solución desinfectante utilizando 1 solo litro de producto concentrado.
- Neosanit: Desinfectante Bactericida-Fungicida listo al uso, apto para todo tipo de superficies, autorizado bajo el nº de registro: 22-20/40/11475, que puede emplearse bajo todo tipo de situaciones y por cualquier tipo de usuario.